Marea Verde
En el escenario se recitaba: “Yo soy la loca quese sube al vagón de los hombres con mini falda y que le pide al estado llegar entera a mi casa, yosoy la pecadora, yo sí te creo, metoo, hasta que paren los abusos”.
La moda es, ante todo, un acto de socialización de lo estético. Presenta ante el mundo posturas y decisiones individuales que se muestran ante los demás como posibles inicios de diálogo, transgresión y/o provocación, donde el objeto utilitario (la prenda) se convierte en el vehículo de un mensaje explícito o implícito.
No es coincidencia entonces que la llamada “Marea Verde”, esa explosión de protestas, exigencias y visibilización alrededor del feminismo y el rol de la mujer en el mundo contemporáneo, tenga un accesorio de vestimenta como símbolo de lucha: un paliacate verde.
Se agrupan detrás de él llamados a un aborto legal y seguro, al señalamiento del abuso sexual, a la exigencia de detener el feminicidio de una vez por todas, y a cumplir los llamados de justicia e igualdad básicos para la calidad de vida en el mundo contemporáneo.
En el festival musical Ceremonia, celebrado en abril de este año, la Marea Verde golpeó profunda y certeramente en el medio creativo mexicano: ataviadas con paliacates y jorongos diseñados por Carla Fernández, que servían como prenda y pancarta (con frases como “Mi cuerpo / Mi elección”, “Legal Abortion Now” y “Libertad Para Decidir”) y acompañadas de un show del grupo ruso Pussy Riot, un grupo de mujeres encapuchadas hicieron una acción colectiva en donde lo estético y lo político se fundieron en una expresión misma.